lunes, 27 de diciembre de 2010

Recitado final de "Son Posmo"

Posmortem

En un lugar por la cancha
cuyo cuadro no recuerdo,
perdí mi traje de cuerdo
al sentirme superado
porque gmail, desbordado,
no enviaba adjuntos mis versos.

Desperté con otros ojos,
otro credo y otra piel,
y ya olfateando esa hiel
de ser quimeras del hombre,
igual que un prócer sin nombre,
alerta, enfilé de a pie.

Me fue llevando el instinto
hasta un derrumbe mayor:
por la torpe excavación
para un gigante edificio
sucumbió mi sacrificio,
mi hogar y mi ordenador.

¿Cómo saber quién yo era
sin back up y sin contactos?
Pensaba así y en un rapto
a algo vivo yo pillé:
sólo en la tapera hallé
a mi tamagotchi intacto.

Y con él como escudero,
por las calles preguntaba
si es que alguno me junaba,
pero naides dijo ¡minga!
Era cosa de mandinga,
se este mundo no me hallaban.

En stands de copias truchas
los peruanos que vendían
sólo un criollo conocían:
¡a don Ricardo Darín!
Quien en súplica sin fín
desde una tapa pedía:

“Nunca estés triste, querido,
cuando sepas la verdad
es premio la dignidad,
cuando uno ya ha entregado
su cordura y su legado
a esta posmodernidad”

Ansí que ésa es la cuestión:
son otras reglas del juego…
Pero en esta no me entrego,
si se habló que era mentira,
que lo posmo no existía,
¡no sea cosa que fui un lego!

¡Yo! …que supe de los vientos,
de cajitas musicales,
de mis fuegos y mis mares,
de ritmos beat y de zambas…
que ayer fueron voz que sangra
y hoy son cuentos fantasmales.

Fuimos, mi escudero y yo,
observando el nada tierno
fracaso de lo moderno:
¿ahura se ora a un celular?
¡De acá me van a agarrar,
ya los veré en el infierno!

Consumido por la rabia,
casi me entrego al cliché
del mártir, pero grité:
“señores, seré Quijote
de este absurdo despelote”
y ahí me envalentoné…

Quise enderezar las cosas,
pero nada respondía;
como que todo insistía
en decirme, intransigente,
que yo no era de la gente
que en este mundo vivía.

A lo lejos divisé
de travestis… un gran coro.
Trágico, más con decoro:
supliqué ante cuál camino
encomendar mi destino,
Pero se callaron todos…

Cuando entre ellos un señor
vestido como Shakira
se me apropincua y me mira,
me palpa y me dice absorto
que mi destino era corto,
mas que lo empuñe con ira.

Fui tras molinos de viento,
pero arribé a un verde suelo
y vi a un autómata arquero
su balón patear bien fuerte,
el que con tal mala suerte
da en mi amigo, mi escudero.

Tamagotchi agonizando
me miró y me dijo “muero
no sin antes a este ruego
vertirlo para ayudarte
que si no van a matarte
sin que sepas qué es certero”

“Aquellos no son molinos
son futbolistas de juegos,
hologramas que más luego
la plebe descartará…
si con el tiempo ya habrá
algún formato más nuevo…

A Ipods, datos binarios,
caducos virus troyanos
y a un coso como vos, insano,
nos mandan al Mundo Pixel:
acá vienen a morirse
cada uno de ellos, hermano.

Ya apostaste la existencia,
Así es, no le busques rosca:
se mofan a nuestra costa,
y si no, loco mamín,
preguntáselo a Darín
fue él quien te batió la posta”

Me dijo eso y expiró.
Pero todos lo escucharon.
Los centroforward lloraron,
y yo, que luché bien firme,
pensé: venir a morirme
así… digitalizado.